Los ‘chatbots’ llevan años automatizando tareas cotidianas de atención al cliente, reduciendo tanto la carga de trabajo del personal como los tiempos y costes empresariales. La irrupción de ChatGPT amplía el horizonte de aplicación de esta tecnología y su potencial para agilizar y maximizar procesos, permitiendo diseñar correos electrónicos o arreglar código informático. Su popularidad ha animado a conocidas aplicaciones a lanzar herramientas similares de inteligencia artificial, pero las ventajas que ofrece para ciertas tareas de comunicación y análisis conlleva limitaciones en el entorno empresarial.